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lunes, 27 de diciembre de 2010

TRAFICO DE MENORES 
       EN MARRUECOS 

LA POLICIA MARROQUI EN NADOR DETIENE A UNA RED DE TRAFICANTES DE MENORES LOS CUALES ERAN LOS ENCARGADOS DE SU INTRODUCCIÓN EN MELILLA 
Siete traficantes detenidos y sesenta y cuatro menores
  
Redacción: Según a podido saber el Periódico “Radioolamelilla.com”, de fuentes de la policía marroquí de Nador ,a las cuatro de la  tarde de ayer hora española, en la noche del pasado sábado  fue detenida  una reda de traficantes de menores en diferentes puntos de Nador, donde los tenían escondidos en diferentes viviendas a un total de sesenta y cuatro menores comprendidos entre los ocho  y catorce año para introducirlos a nuestra ciudad por la frontera de Beni-Enzar y la de Farhana, en la llamada “ gota a gota”.
La policía de Marruecos tuvo sus sospechas a comienzo de la pasada semana al no estar por los alrededores de la frontera marroquí en Beni-Enzar los habituales menores vendedores de caramelos y otros objetos  sino otros desconocidos para ellos siendo  la mayoría de los mismos procedentes de las provincias interiores,  haciendo las pertinentes investigaciones algunos de los nuevos declararon el haber sido trasladados a la provincia de Nador los cuales trabajaban  para los traficantes en las ventas de la frontera  por los que fueron detectados y detenidos, pasando los siete traficantes de seres humanos ingresados en la prisión de dicha ciudad y los menores en un centro hasta las localizaciones de sus familiares.
La actuación de la policía marroquí se vio con resistencia por grupo de adolescentes lanzando piedras y otros objetos contra la fuerza publica, la cual se tuvo que enfrentar a fondo para dominarlo, con el resultado de tres policías heridos y once adolescentes. 

PUBLICADO POR AULAS CULTURALES
Esclavas domésticas. En Marruecos, más de medio millón de niñas menores trabajan como empleadas del hogar 
y se exponen a todo tipo de abusos
Soñaron con convertirse en cenicientas y con su príncipe azul, pero han acabado siendo víctimas de explotación laboral e incluso sexual por parte de las familias que las han contratado como empleadas domésticas. Bayamonte aún no ha despertado de la pesadilla, aunque por suerte, ahora ya está a salvo. «Me pegaban, me maltrataban cada día», afirma esta filipina de 31 años, de cuerpo desnutrido y manos quemadas, secuelas del largo tiempo que estuvo bajo las órdenes y los maltratos de los señores de la casa. Bayamonte es lo que se conoce aquí como una petite bonne. zoom Secuelas 8 Bayamonte, con las secuelas de los malos tratos sufridos durante 15 años.
Según explica, los miembros de la familia que la contrató -formada por un matrimonio y un hijo- orinaban sobre ella, la golpeaban y la forzaban a limpiar hasta el último resquicio de la casa. También la obligaban a dormir fuera del domicilio, sobre un suelo sin techo, y le privaban de comer o de medicarse en casos de enfermedad. Fue tratada como un perro. Sus últimos 15 años los vivió peor que un obrero al servicio de un capataz durante los años de la fiebre del oro y de la plata en América Latina.
En Marruecos hay más de 600.000 menores que trabajan como empleadas domésticas. El caso de Bayamonte ha hecho saltar las alarmas en las asociaciones de defensa de los derechos humanos por tratarse de un caso de explotación laboral y sexual a una extranjera.
Simple apariencia
En Marruecos tener en casa a una petite bonne proporciona un plus de estatus social. «Hay familias que ganan menos de 200 euros al mes y que tienen una petite bonne por simple apariencia», explica Najat Adib, presidenta de la asociación No toques a mi hijo.
«El argumento de que ayudan a la menor a salir de la precariedad al darle un techo y un plato de comida no sirve porque la educación pública es para todos y los niños están obligados a acudir al colegio», señala, por su lado, Hadiya Riadi de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH). Que todavía haya muchas familias de las zonas rurales que venden a sus hijas, de entre 7 y 15 años, para que trabajen al servicio de amos urbanos «no escandaliza en este país», dice Riadi, que pide «cárcel» para lo padres de la menor, para los que actúan de intermediarios y para los señores del hogar.
El caso de Bayamonte ha reabierto el debate sobre la explotación de las empleadas domésticas en el reino alauí, no solo porque pone de manifiesto que las Petite bonnes se multiplican, sino porque además este tipo de trabajo y los malos tratos se extienden al resto del colectivo subsahariano o de otros países en vías de desarrollo.
Las S’msar (las mujeres intermediarias que reclutan a menores) han visto el gran negocio que supone actuar como interlocutoras para las miles de familias que piden una niña a la que se le paga la mitad de una profesional (entre 100 y 150 euros al mes), es más maleable y es más difícil que denuncie una violación o agresión.
Según Najat, «raras veces una menor que ha sido torturada acude a la asociación o a la policía para denunciarlo, pero recibimos llamadas anónimas que se ocupan de desvelar una situación determinada y desplegamos una delegación sobre el terreno para que trabaje en el caso hasta recuperar a esa niña».
Para visitar a la joven Sane, de 14 años, hay que ir hasta la zona pudiente de la ciudad de Mohamedía, a pocos kilómetros de Casablanca. Como todas las petite bonnes, aparece en pijama, zapatillas y con un pañuelo blanco sobre la cabeza que es el sello indiscutible de «la chica de la casa», a la que le puedes increpar y ordenar todo lo que se te antoje por menos de 180 euros al mes. «Madame, madame, sí, madame», repite la joven. «¿Y tus padres, hablas con ellos, los va a ver al campo?», le pregunto en un primer frustrado intento. Será el último. La niña declina contestar si no lo consiente antes su ama. El fenómeno de las petites bonnes es sensible porque implica «una violación de los derechos humanos -denuncia Hadiya-. Sin embargo todo el mundo tiene una porque lo ven normal».
Cambiar la ley
Asociaciones como la AMDH exigen una revisión de la legislación para que «se penalice el trabajo infantil. Es un crimen contra la humanidad. Tenemos casos de niñas violadas por parte de los hijos del amo, embarazadas que han sido expulsadas», dice indignada Hadiya, que dice estar «harta» de las campañas de sensibilización en Marruecos que en vez de erradicar de raíz este fenómeno lo ha puesto en el disparadero.
Fotografía: Secuelas 8 Bayamonte, con las secuelas de los malos tratos sufridos durante 15 años.