NUESTRO PERIÓDICO DESDE SU FUNDACIÓN EL 13/06/2010 AL DÍA DE LA FECHA

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NACIMOS LIBRES, SOMOS LIBRES Y CONTINUAREMOS SIENDO LIBRES

domingo, 27 de junio de 2010







Por Maria Nieve Vida Verdú


VALENCIA


No quiero dejar pasar un minuto más de mi tiempo sin escribir una ligera reflexión, no sobre la ciudad del Turia, que apenas conozco y, sin que se me ofendan los valencianos, como no sea por ir a jugar al golf al Saler, mucho me temo que no voy a conocer en demasía.

Me refiero a este personaje, singular, algunos dirán que gracias a D´s, con las indiscutibles cualidades de llamar la atención, en lo que dice y como lo dice.

No voy a entrar a juzgar, ni a criticar a este conocido personaje de nuestro diario local, no, entre otras cosas, porque no sería objetiva, que dicho sea de paso, esto de la objetividad, a mi me importa un bledo.

Y no voy a ser objetiva, porque el señor Valencia, goza de todas mis simpatías personales, sin mas explicaciones, que no tengo porque darlas y es que tampoco podría definirlas, me cae bien y punto. Me río con él, con sus histrionismos, sus dejes y sus dichos. En muchas de sus opiniones me asiento, otras no comparto.

Pero principalmente, admiro, por decir un vocablo, que más que admiración es asombro, esa valentía que demuestra al decir en voz alta, muy alta, todo lo que se le pasa por la mente. No sé quien le cubre la espalda, si resulta que no la tiene cubierta, es un valiente como la copa de un pino.

No entro a defender si lo que dice es verdad, es mentira o es producto de su exuberante imaginación, particularmente porque pienso que la verdad y la mentira, en esta ciudad, no depende del color del cristal con que se mira, depende de la hartura de la barriga agradecida que se posea.

Sus aventuras, su enconamiento tras la búsqueda de un espacio divulgativo o de información, son dignas de alabanza. Uno tras otros, han sido boicoteados por el poder mafioso y excluyente que no le gusta tener a la contra a quien, sin pelos en la lengua, suelta lo que le viene en gana, sin medir a quien guste o no. Y esto, señor Valencia, no gusta, pero nada que nada, en esta Sicilia, años 20, en la que habitamos.

Así anda por la vida, papeles en mano, demostrando a todo el que quiera pararse un rato con él (un rato que se convierte en interminable, de las cosa que dice y que cuenta, con su gracejo particular), si ha denunciado a este o aquel, si ha ganado esta o aquella denuncia, si va hacer o va a deshacer, si le han hecho esto o lo otro. Todo, blandiendo sus papeles en la mano y contándolo con voz fuerte, que a poco que se esfuercen, escuchan los muchos viandantes de los alrededores, les importe, o no, el tema.

Es una forma distinta de entender esta vocación de informar, distinta y terriblemente particular, no muy comprendido por todos los compañeros de la profesión, que prefieren poner su pluma al servicio de… y después poner la mano. ¡De algo hay que vivir!

Compartiendo o no compartiendo, lo que dice y como lo dice, a mí, los valientes, me gustan un rato.

Dicen que la valentía es un rasgo de la locura.

¡¡Estamos locos, señor Valencia!!

Para terminar desearle toda clase de bondades en esta empresa “bloguera-periodística” que comienza. El mundo es de los internautas y de los osados.