NUESTRO PERIÓDICO DESDE SU FUNDACIÓN EL 13/06/2010 AL DÍA DE LA FECHA

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NACIMOS LIBRES, SOMOS LIBRES Y CONTINUAREMOS SIENDO LIBRES

jueves, 1 de julio de 2010








Por Maria Nieve Vida Verdú




DIFERENTE

Hace algunos años, cuando por fin comprendí que los grandes partidos políticos, y no tan grandes, solo querían abducirme cada cuatro años, en busca de mi papeleta, prometiéndome, prometiendo a todos, lo que nunca cumplieron, porque no lo pensaban cumplir, abominé de la farsa de los partidos y me prometí no volver a participar en ningún meeting, reunión o conferencia que viniera avalada por formación política alguna.
De repente, la vida te pone por delante a una señora, que sin necesidad de tener que valerse de la tristemente famosa “cuota femenina”, al abrigo de un partido nacional, que no nacionalista, aunque para el caso no sabemos si es peor, pues como que hace carrera en esto de la política. Tan llena de sinceridad, tan agresiva en sus principios, que rápidamente tienen que ocultarla, quitársela de en medio, porque sus argumentos diferían tanto de los de la clase política al uso, que empezaba a molestar.
Y como no necesitaba, ni necesita de cuota alguna, para estar en política, reúne en su entorno, un pequeño grupo que empieza a demostrar a los españoles que la política es otra cosa, que no es un no moverse, por salir en la foto, un amen a todo, por seguir en el sillón y una verborrea sin argumento por defender lo que ya no tiene credibilidad alguna entre los ciudadanos.
Hacer la política cercana a los ciudadanos, escuchar en el parlamento lo que se habla en la calle, decir en voz alta, en la cámara de diputados, los que todos los mamandurrias del sueldo vitalicio, dicen en el bar, pero luego no se atreven a subir a la tribuna y defenderlo, porque viven y muy bien, de estar callados y limitarse a votar lo que le digan del partido, que al fin y al cabo es el que lo ha puesto allí, no los ciudadanos, no, el partido, el secretario de organización del partido, el que hace y deshace, en las comisiones electorales, en las listas electorales, amigos y adláteres de unos y otros, cercanos al poder que aseguran que no se van a desbocar si la cosa se pone fea y hace falta una adhesión inquebrantable al régimen dictatorial del partidito que sea.
Así que, con dudas, pero con ansias, me acerque a oír a la señora Diez, con dudas, porque una anda desencantada de la clase política, mejor dicho de la poca clase de los políticos nacionales y locales y con las ansias de escuchar algo nuevo, diferente.
No me defraudó la líder progresista, una persona que irradia un magnetismo especial, seguridad y convencimiento de lo que está haciendo y que lo está haciendo bien. No tiene prisas, sabe que tarde o temprano, los ciudadanos nos tenemos que dar cuenta que tal y como están las cosas, ninguno de los dos partidos mayoritario, ni saben ni tienen en sus manos la solución para salir de esta crisis, no económica, para eso ya le dictan las órdenes desde Bruselas, Boon  o Washington, de la crisis política en la que se encuentra sumida España. Crisis de valores, crisis de ética, crisis de sinceridad, crisis de trabajo, crisis de fe (de fe en que “estos” son capaces de hacer algo bien).
Si me faltaba alguna razón para pensar que estos vividores del erario público, carecen del más mínimo pudor político, las anécdotas de su vida parlamentaria, de sus intervenciones, y de sus conversaciones en barra del exclusivista bar de las Cortes parlamentarias, me terminaron de dar la puntilla.
La señora Diez, nos aseguró que indistintamente vota a favor de propuestas del PP que del PSOE, de IU, o de quien haga falta, si la convencen con argumentos, que lo hace a la contra. No tiene ningún reparo en apoyar leyes y propuestas que convencen, igualmente de cambiar su postura en medio de un debate, porque ha visto que esto o aquello es bueno para todos. Como debe ser.
Y cuando defiende alguna propuesta, alguna moción, la defiende con el convencimiento de quien lo hace bien, para ver como todos, de uno y otro lado, le niegan la razón y tener que soportar, en la barra del bar, que todos le digan lo bien que lo ha hecho, lo bueno de lo que ha propuesto, pero hay que decir que no, porque el partido lo impone.
De lo que se deduce, que los partidos no buscan el bien de los ciudadanos, buscan su propio interés, por eso este país está vendido a las minorías nacionalistas, destrozado y desquiciado por esa locura autonómica que consintieron desde el gobierno, unos y otros, porque les interesaba el voto nacionalista para mantenerse en la mamandurria permanente.
Con la satisfacción de haber escuchado algo diferente, sin promesas mitineras al uso, sin alardes propagandísticos, esbozando los principios, los fundamentos del hacer político de la opción, del partido que lidera, no pude más que felicitarme por haber decidido ir a escuchar a la señora Diez.
Si la señora Diez mantiene esa línea, mantiene ese listón entre sus seguidores, particularmente entre los que aspiran a representarnos algún día, cada vez más cercano, hay que estar atentos, porque las grandes reformas que propone, pueden dar un cambio total a la vida política y al mapa de este país.
Le deseo la mejor de las venturas a la señor Diez, a su formación y espero que su integridad y su sinceridad permanezcan incólumes en esta sucia marea política en la que vivimos.
Algún pobre necio, seguirá escondido detrás de su lapsus gallego, lapsus que suscribo, como el del catalán, como el del andaluz, como el del vasco o como el del mañico, para que ahora vengan a rasgarse las vestiduras y querer hacer un mundo de lo que todos decimos y propagamos por las redes y en conversaciones, para risas y escarnio del que le toque sufrirlo.
No fueron, porque no pudieron o no quisieron, ustedes se lo han perdido. Especialmente por lo novedoso, por el aire de brisa fresca que transmite, una señora, con todos mis respetos, que es un animal político, con más fundamentos y argumentos que cualquier otro al uso.