La injusta lotería del desarraigo
Los hechos protagonizados en los barrios periféricos, y prefiero llamarlos así y no en función de creencias, son condenables en una sociedad que aspira a ser justa y equitativa , preciosa teoría. El detonante de la violencia es el resultado de toda una trayectoria temporal de hechos que siempre encuentran el abono en los de mayor desprotección.
Vivimos en una realidad en ciertos aspectos privilegiada, una población de casi 76.000 habitantes en un territorio de doce km2., en la que se puede actuar con valentía y sentido de mejora global aún padeciendo una crisis que acentúa cruelmente las desigualdades sociales y la falta de oportunidades, siendo determinados sectores de población los que sufren las consecuencias, insoportables, por olvidos reiterados.
Llegan los planes de empleo cual agua bendecida del Cielo gubernamental estatal y, la tarta, suculenta ella, 10.600.000 euros, pone los dispositivos en funcionamiento. Durante seis meses, 1268 personas podrán acogerse a esta medida, pudiendo salir de ese umbral de la pobreza relativa, para muchos extrema y denigrante. Los estómagos podrán llegar con ese mínimo vital cubierto a las puertas de la cita electoral de Mayo 2.011, estratégica coincidencia a expresar con “libertad”(¿?) en las urnas.
La baremación y criterios a aplicar por el personal del SPEE con Arana a la cabeza han tenido tiempo suficiente para hacer una correcta asignación, a agradecer por su publicación y transparencia, pero parece ser con errores de bulto, pues aquí casi nos conocemos todos. Muchos se preguntan como se puede incluir en lista a algunos que no se pierden un plan de empleo, auténticos profesionales; otros, que hasta tres y cuatro miembros de una misma familia, han sido agraciados por esta lotería atípica pues puede ser controlada; hay hasta quien se queja y con razón de que aparezcan en ella, autónomos y hasta contratistas “conocidos”. En paralelo, qué circunstancia casual, zonas territoriales con hombres y mujeres, menos afortunadas por un destino dudoso y que huele a chamusquina fina, por libertad pituitaria.
Explicarle a los desafortunados que hay un plazo de días, por cierto se acaba este próximo cinco de Noviembre, para alegar y que suene la flauta, no ha llegado a neutralizar el enfado incontenido y mal expresado a condenar. Y lo peor, es que las siglas políticas intentan sacar rédito electoral a todo lo que se mueve, siendo tú más embustero que yo y viceversa, escandaloso panorama a rechazar.
La fractura social, peligrosa realidad requiera de atención inmediata, prioritaria, asignando todos los recursos disponibles, los dela Ciudad autónoma por vía extraordinaria y los estatales, haciendo control interadministraciones, en caja común que alivie tempestades al mayor amplio espectro de población necesitada.
Se sigue anclado en el discurso de ida y vuelta, de esperar que venga el maná, no aportando de lo propio, por no querer priorizar un apretarse el cinturón colectivo, dando pie a la beneficencia limosnera, cuando no al “te doy a cambio”, corrompiendo la esencia de la democracia, la libertad para votar cuando no me encuentro enmanillado por una crisis que han provocado otros, los explotadores de guante blanco y Cía.
Los melillenses, sus administradores políticos pueden ser solidarios, pero para eso hay que estar dispuestos a renunciar a muchos placebos y placeres. Se sigue optando por renunciar a mirar una mirada profunda que expresa necesidad. Hay mucho parcheo, palabrería y ...la cosa puede ir a más, con consecuencias no deseables. ¿ Se quiere luchar contra la pobreza y marginalidad, de verdad ?. Lleguen a un consenso político-ciudadano, asuman el reto...prueben.
A los que aspiran legítimamente a tener representación tras los próximos comicios, un consejillo sin IVA ni IPSI, “bajen a la tierra y busquen también los puntos de sintonía, pues algunos nos resistimos en ver en el otro, la injusticia sistemática y el mal de males”, siempre por siempre. Está bien tener perfil propio pero se puede caer en el desperfil por “ñoños”.