Por: Pedro Gallardo
Claro que tiene precio el silencio
“Pero no todo el mundo calla ni sirve a cualquier postor, para grandeza del género y ante tanto resabiado temporal que ve a su vecino llegar, y ¡ como llega Dios!”
¿Es que no es noticiable Ignacio Velázquez se presente en las próximas elecciones del 22 de Mayo?. ¿Acaso no lo es un grupo numeroso de melillenses en facebook reclame su reentré en la vida política local?. Y lo más llamativo, desde una opción diferente a la del PP, su partido de siempre, encabezando un proyecto de regeneración en esta Melilla donde las libertades están anestesiadas, adormecidas, y de ello Don Ignacio sabe y mucho, por consecuencia revitalizarnos e infundirnos las dosis necesarias de ilusión, ante tanto sumiso y sistema dominante .Bienvenido pues a la puesta en escena, a hacer política, a dignificarla con mayúsculas.
Y es que independientemente de programas, de contenido, de políticas sectoriales, de ejes estratégicos, del sunsum corda, los melillenses lo que necesitamos es “volver a creer y confiar en la democracia sustraída, mal interpretada y acomodada a los intereses cerriles del actual poder de turno”.
Se hace prioritario recuperar una política al servicio y no para servirse, un respeto a la legítima oposición, una renuncia a los favores y débitos, un entender que no os damos un cheque en blanco para que administren sin dar cuenta o contando lo que interesa. Y es que este pacto ético, se impone como prioritario de forma y manera que el hacer política abandone la imagen y cantinela del “todos son iguales”, pues no es verdad y por ende, cabe demostrarlo con hechos constatables.
Las relaciones políticas, gobernar y ser oposición, requieren de diálogo, de acercar posiciones, de saber escuchar, de consensuar en temas de globalidad. Ha de trascenderse de los colores, de las siglas cuando las competencias se ejercen desde otros niveles y no vale el no por el no, superando personalismos que entorpecen y demuestran cortedad y egoísmo.
Las relaciones políticas, gobernar y ser oposición, requieren de diálogo, de acercar posiciones, de saber escuchar, de consensuar en temas de globalidad. Ha de trascenderse de los colores, de las siglas cuando las competencias se ejercen desde otros niveles y no vale el no por el no, superando personalismos que entorpecen y demuestran cortedad y egoísmo.
Y es que en tiempos de crisis, lo primero son las personas, aceptando la diversidad como riqueza y no como lastre, el diferente como prójimo y semejante, garantizando un techo y el comer sin distinción pues lo demás es de segundo orden, pero claro hay que seguir navegando y repartiendo posavasos para deleite de cuatro encumbrados en el a inaugurar Kursaal de San José. No vale tirar balones y marear la perdiz con la cantinela del central y las dichosas competencias, pues mientras tanto siguen aumentando los estómagos nada agradecidos y olvidados a los que llegar, por pura subsistencia. ¿Acaso os avergüenza reconocer que este es el plato de cada día y no de proximidades electorales en las que contentar a tanto desvalido abandonado?.
Y va cogiendo cuerpo la crónica anunciada, esa esperada llegada que inquieta, nerviosea e irrita a los establecidos,. ¿por qué será marinero y vividor?, ¿cuánto sillón inestable por cambiar?, en la senda de convertirse en algo más que deseos.
Que el patio se anima, esperanzada ilusión en esta fontana de transparencia y honestidad por irradiar. Sea pues.
