Por: Pedro Gallardo
Psicótico, pues el ángel desafecto y rebelde, te entiende
“Encuentra otras rebeldías sin necesidad de exorcismos de momento...”
No me dejaron caer del luzbeliano cielo de los caídos y desafectados por ser displicentemente pacífico y por no ser astro rutilante ni hijo de la aurora. No aprobé en denso temario y tribunal presidido por Lilith, para ser acusador fácil, enemigo continuo, temido rebajado ni maligno sin cartera. No, no está siendo nada atrayente mi actual odisea. No he aspirado a ser príncipe ni padre de las mentiras, ni como Lucifer, estrella de la mañana, por diantre y abominable según mi juicio.
Me siento a veces desafecto en esta terrenal condena donde liberar mis pasiones, emociones y orgasmos mentales que me pago, sin pasar por el fisco. No me influye el Luzbel mefistofélico de Goethe ni el Hermes Trimegisto de los hechiceros y falsos aduladores. Lo intentó algún energúmeno endemoniado en aquelarres del juvenil pasado pero con orines de leviatán y vahos de súcubos sumisos, desistieron en sus controles clicleadores, por simple cansancio y darse cuenta, aunque costó de entender que es más importante el tiempo para uno mismo y los que te admiten en el club de la mamancia. Igual los llamo e intervienen sobre potenciales demandantes en esta meritocracia de la convulsiva dactilar...igual me lo pienso.
Y es que de los espíritus sordos, nada inocuos, impuros y malignos, solo me contagié por la edad imparable de una sordera goyesca, más quisiera, aún ligera y en tratamiento. Otra cosa fueron los “seirim peludos”, pues continúan llamándome a sus placeres de los que desisto por materialismo y débil frugalidad de vez en cuando de los placeres que no placebos, de la carne, y ahora más, en tiempos precuaresmales del por llegar Carnaval amelillado, por conocer.
Puede que no hayan oposiciones al mecenazgo en las jerarquías demoniacas pues como el hebraico Satán o el Diabolos griego, me río de mi mismo en mis circunstancias. No consigo dividir ni calumniar como quisiera por falta de condiciones en unión ovuloespermática de mis promogenitores del siglo pasado, no , no me dotaron para ello. No me identifico con la fuerza del toro de Baal ni con el cabrío envidioso del príncipe del estiércol, y allá ellos con su principado de moscas y dueños y señores de su belzubesca casa, aunque otros entiendan de sus favores sin saberlo.
Rechacé las ofertas de Abaddón y Apolyon por suponer solo escasos beneficios de destrucción y perdición. Y lo he de confesar, superé mis pesares y desventuras por la influencia del pensamiento tolkiano, por una religio personal y de entrega a tu propia coherencia, atada a tus propias desavenencias, tus luces y oscuridades, en estos vaivenes del mundanal escenario, irresistible, nada gregario por nadie o nada, o al menos lo intento.
Gracias por tu confianza, tu constancia y sinceridad. Solo decirte que te seguiré ilustrando para que vivas los días con menos bilis, prometiendo no hacer uso de poderes asumidos, pues dícese y lo acepto, ha de haber de todo en la viña , para lo sagrado y la bacanal que convenga. Eso sí, sin la asistencia del pesado de Asmoneo y que siga con su cólera... y de despedida, salud, salud física y si se puede, mental, pues miento si no lo expreso y comparto.
Seguiremos en contacto, sin necesidad de gualichos o hechiceros, seguro de que todo tiene arreglo ¿ te dejas llevar?, es un sincero decir.
Y el tolkiano me dice, hasta enfadado
“menos guasa Gallardo, que sabemos que el endemoniado no existe, menos coña marinera”. ¿ Será verdad?, pero es que algunos igual se escojonan por estar llamados a ser “mártires” que no verdugos, en el anonimato silencio y el despropósito. Así galopan.