Por: Pedro Gallardo
La sucesión, ¡ y es que para mí, no hay color !
Porte tiene, portentosa oratoria le acompaña. Es un genio del método inductivo-deductivo y llega a las conclusiones como cualquier mortal, dice él todo humilde, puede hacer, siendo así de generoso en el compartir su nivel de raciocinio, un portento de la Asamblea al que seguir y escuchar cada vez que abre sus labios. De un tiempo a esta parte sale en los medios en segundas, reforzando al Massa, inducido por sus declaraciones, aseverándolas, dándoles la calidad y profundidad que el jefe no muestra, por ser más directo, irascible, emocional, puro macho. Él, sin embargo, adopta una postura más principesca y delfinaria, con gestos contenidos, mensaje concreto de guion bien repetido. Sale, sale de las situaciones y acaba...¡ como acaba!, de película o fotonovela colombiana, con una retirada tranquila, una sonrisa picarona contenida que expresa por autoconvencimiento ¡ qué bien que lo he hecho!.
La de ayer y hoy, Martes y Miércoles ha sido histórico. Ni más ni menos que ZP y su alguacilillo Blanco, sabían, estaban al tanto de la movida del voto por correo 2.008. Y lo hace en primera instancia con una finura torera, matador bien calzao, acusando y aseverando pues así lo induce y deduce, para concluir la faena. Pero al día siguiente, reitero Miércoles de mi escritura, vuelve a salir, aclarando no “acusa a nadie”, solo dice de su cosecha, que ha sido una reflexión política, que cita a posibles , ¿ por qué no presuntos?, responsables políticos de la trama.
¿Ves Gallardo, como nosotros no somos los que judicializamos , lo ves claro?, Y claro, que el PSOE local lleve las declaraciones a la Fiscalía, pues pica, y él no puede entender no se entiendan sus conclusiones, simples opiniones, una reflexión sin maldad y bien trajeada, un nada de nada y no es para tanto.
Y es que Miguel, Don Miguel Marín, es todo un crack, un peazo de imcomprendido por los diferentes y obstaculizantes del System, a los que le gustaría convencernos y dispuesto está, a hacerlo, con su clase, el dominio de un mar de virtudes indifusas, su proyección en alza.
Que hay que hacer méritos internos, que hay que llegar al conocimiento de Génova, que hay que labrarse el pedestal, y para ello Gallardo, ese saber estar, actuar, dominar el escenario, poner el perfil más bonito, el micro a distancia perfecta, las manitas controladas, ¡ qué imágenes, que actuación versallesca !.
Está convencido de que sus instigaciones, incitaciones, deducciones e inferencias, ilaciones en proceso de sabio proceder, responde a ese deseo, anhelo, necesidad de que esclarezca la verdad, que no quiere hacerla suya, y nos la ofrece para guiarnos y que nos lleven al huerto y a la manipulación de esos opositores roedores, eso sí, nada “marditos” ( lo digo para que no parezca a una serie de dibujos animados de nuestra juventud). Es tal su nivel de autoestima, animada, enervada, plena de palmadas manos límpias ( por lo del traje),que no necesita de más mimos y carantoñas y si no lo creen, ¡ vean, vean sus paseos y puestas en escena en próxima pre y campaña electoral !, todo un crack, ¡ qué personalidad, qué talante, qué hombre más genial !.Es que me quedo sin adjetivos que edulcoren más la descripción subjetiva, pues cada uno ve las cosas desde su libertad y presunciones. Yo ante esto me descabalgo, para estirar las pantorrillas, puro ejercicio físico y mental, reconociendo mi político citado, nada historiado, en presente, es un patrimonio de altura, llamado a suceder a...( clinck, acertaste).
Por cierto, ¿ qué puede suceder?. ¿ A quién se lo preguntas Gallardo, qué atrevura ?. Por respuesta, a los oráculos de las Torres gemelas y amarinadas, sin olvidar al clan gestor de nuestro incierto destino., de tanto pasivo y si pudieran “clandestino viajero”.
Y es que ¡ lo hace todo, todito, todo, tan bien !.
NOTA: el personaje es un clon imaginario en contexto igualmente adecuado a su brillante existencia. Ya quisiera el real, si existiese, parecérsele ( teatro tolkiano , introducción) , siendo cualquier semejanza con la realidad, un logro inesperado.
